La presentación del espectáculo estuvo dividido en un desfile inicial en los predios externos del pabellón de Bolivia, en una coreografía principal en la avenida central del campo ferial y una representación de encuentro de las culturas Tarabuco y Tinku.
Este encuentro, que tradicionalmente se realiza cada año en el puente colonial del Pilcomayo, no solo cautivó y emocionó a las decenas de miles de visitantes de los cinco continentes, sino que atrajo a la prensa cultural de los medios italianos. “Para nosotros es un gran orgullo presentar nuestra danza en este evento mundial, la emoción es grande, pero también la responsabilidad, porque estamos representando a nuestro país”, manifestó Ángel Balderrama del grupo Madre Tierra.
Sikus y ayarichis, pinkillos junto a tamboras para los hombres; mientras que las mujeres con banderas tricolor, wiphalas y banderas blancas para alejar a los malos espíritus, todos exquisitamente adornados danzaron, tocaron y cantaron desde las 3 hasta las 5 de la tarde.
Aldo Bilbao, integrante de la Asociación Pujllay Bolivia, contaba a los espectadores curiosos, la esencia de esta danza boliviana.
“Su origen neto es de la cultura yampara, nació a consecuencia de las festividades prehispánicas del Jatun Pocoy (gran madurez) y Pauker Waray (sacrificio al sol), rituales con ofrenda a la Pachamama y a la naturaleza pidiendo buena cosecha”, explicó Bilbao. La Expo Milán concluye este 31 de octubre.
Los Tiempos
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