• martes, 16 de julio de 2013

    Paceñas bellas que respiran folclore

    Anualmente recorren cuatro kilómetros bailando, subidas en tacones de 10 centímetros, durante el Carnaval de Oruro, a 3.710 msnm y la sonrisa no se les borra durante todo el trayecto.

    La pasión por su cultura y la devoción por la Virgen del Socavón impulsan a Sandra Alcázar Álvarez y a Pamela Chopitea Aguirre a enlistarse cada año en sus fraternidades y estrenar sus mejores trajes para bailar, la primera morenada y la segunda caporales. Lo hacen como parte de una tradición muy arraigada entre la juventud paceña y que ellas piensan continuar.
    Paceñas bellas que respiran folclore

    A 10 grados de temperatura y con la amenaza de que se desate una nevada, tradicional en las fiestas julianas, posaron para Sociales & Escenas en la céntrica calle Jaen, una vía empedrada, donde, según cuenta la historia, en tiempos de la Colonia aparecían fantasmas, duendes, almas en pena y una viuda que se llevaba a los borrachos mientras se escuchaba el sonido de carruajes tirados por caballos y cadenas que eran arrastradas por el suelo.

    Las protagonistas

    Sandra (26) es comunicadora social y conductora del programa Pura Vida, que se transmite de lunes a viernes por la Red Uno, y desde hace dos años pertenece a la fraternidad de morenada Ferrari. Contó que escogió este ritmo por la elegancia que demuestra la mujer en sus movimientos y la belleza de su vestimenta.

    “Me enorgullece tener la oportunidad de mostrar la danza y la música de nuestra tierra. Es algo que continuaré haciendo”, expresó la conductora de TV que participará el 27 de julio en la Entrada Universitaria. Se confesó una paceña apasionada, ya que admira la riqueza gastronómica, turística y arquitectónica de una ciudad que considera única en el mundo. Durante estos dos años, también bailó en el Carnaval de Oruro y en la fiesta de El Gran Poder.

    Expresó que una vez cumpla los tres años de promesa que realizan los bailarines a la Virgen del Socavón continuará con la danza.


    Por su parte, Pamela Chopitea tiene 25 años, es licenciada en Derecho y se encuentra realizando una maestría en Administración de Empresas. Ha dedicado cinco años de su vida al baile, uno de ellos a la fraternidad de morenada Ferrari y cuatro a los caporales ENAF.

    Considera que el ritmo lo heredó de su mamá, que transmitió su don a sus tres hijas. Si bien disfruta del caporal, en los próximos años le gustaría integrar a grupos de tinkus y de otros ritmos nacionales.

    A través del baile expresa su admiración por la riqueza cultural boliviana y sobre todo, hacia su tierra, la sede de Gobierno y donde considera habita gente trabajadora y deseosa de superación.

    El costo de los trajes, que pueden llegar a valer hasta $us 200 cada año, el dolor de pies, el frío y la incomodidad que producen en la piel las telas ásperas cubiertas de pedrería, no las desalientan, ambas seguirán bailando para la Virgen y para el mundo entero en nombre de la juventud de La Paz  .


    El Deber

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