Tranca-pecho, pique a lo macho, salteñas o la sopa de maní deleitaron el paladar del estadounidense Robert Sietsema, crítico gastronómico que escribió en la página web ny.eater sobre el restaurante “Cumbre”, uno de los tres locales de comida boliviana que existen en Nueva York.
El primer plato que define como “sándwich del héroe” es el conocido trancha-pecho. Asegura que le provocó suspiros y exclamaciones a pesar de destacar como algo extraño “la capa de arroz húmedo que cubre el interior del pan como una especie de mayonesa granular”.
Según el crítico, gran parte de la cocina boliviana presenta “colisiones inesperadas (y a menudo encantadoras)” y cita el pique macho como una de las mezclas culinarias “más locas del mundo” por su fusión de carne, salchichas, cebolla, tomates y dados de queso. Este plato puede degustarse en el restaurante por 15 dólares.
Sin duda para Sietsema lo mejor de la carta es la salteña que califica como barata y deliciosa (su precio es de 2,5 dólares). La “columna vertebral trenzada” es lo que más le llama la atención y explica al comensal que debe ser cuidadoso si no quiere ser disparado por chorros de salsa.
En la reseña también hay lugar para hablar de los platos aptos para “aventureros”, entre los que cita la sopa de callos, de riñón o el clásico ají de lengua.
El broche de oro de la carta lo pone la sopa de maní, “una base cremosa sobre la que flotan papas fritas como barcos en un lago” (en referencia al lago Titicaca). En palabras del crítico “un poco granulosa pero extremadamente suave en sabor”.
Por todo ello, para Sietsema la comida boliviana no deja de ser sorprendente e impredecible.
Noticias Fides
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