• martes, 11 de febrero de 2014

    El Carnaval de Oruro una oportunidad de sublevación

    El Carnaval de Oruro nombrado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura () como , por su diversidad cultural y religiosa, no siempre tuvo esa tendencia devocional, considerada por la época de la revolución del 10 de Febrero de 1781, como una oportunidad de sublevación, tomando en cuenta su forma primigenia.
    El Carnaval de Oruro una oportunidad de sublevación

    Si bien el 2 de febrero se celebra y recuerda a la Virgen de la Candelaria, se brinda mayor énfasis y devoción a esta imagen en la ciudad de Oruro por el Carnaval que se cumple en honor a Nuestra Señora , donde miles de danzarines recorren más de cuatro kilómetros antes de pedir de rodillas su bendición; pero según algunos historiadores esta transición fue producto de la guerra de la independencia boliviana.

    En referencia al Carnaval de 1783, existen algunos documentos que refieren a un tipo de psicosis que existía entre el corregidor Urrutia y algunos chapetones, por una posible nueva sublevación, ya registrada dos años antes por algunas coplas que emitían los "Cholos", a manera de celebrar esa festividad.

    Ante estos temores, el corregidor tuvo que intervenir algunas comparsas, con amenazas de abrir fuego, porque la turba quería ingresar a la plaza mayor donde estaba la artillería española, por lo que se arrestó a uno de los cabecillas, pero eso no detuvo el festejo que se volvió a reunir por varias oportunidades, según declaraciones de estas comparsas habría participado uno de los hermanos Rodríguez.

    Por otra parte, de acuerdo al doctor en estudios religiosos y director ejecutivo del Consejo de Humanidades de Wisconsin en la , Max Harris, la famosa leyenda del Nina Nina, que data de 1789 estaría relacionada a una realidad histórica.

    Durante la , que comenzó en y se expandió a lo largo de los Andes, Oruro experimentó una breve pero sangrienta revolución.

    Durante la noche del sábado 10 de Febrero de 1781, la mayoría atacó a la minoría gobernante conformada por chapetones o descendientes directos de españoles nacidos en el cono sur, con la llegada del ejército indígena, los criollos formaron una alianza, esto en plenos preparativos del carnaval de entonces que se celebraba con comparsas al ritmo de coplas.

    El 15 de febrero del mismo año, un mensajero llegó a Oruro con órdenes de , quien había instruido a su ejército respetar a las iglesias y al clérigo, no hacer daño a los criollos, y sólo procesar a los chapetones.

    Aseguró también la victoria al entrar a "por carnestolendas", la ocupación indígena de Oruro se había comenzado a retirar dejando miles de muertos, pero durante marzo y abril ellos lanzaron más ataques a la ciudad pero esta vez en contra de los criollos y los españoles restantes quienes unificaron fuerzas para repelerlos.

    Harris observa que el carnaval del año 1781, cayó el 24 de febrero, colocando la ocupación de Oruro exactamente entre la fiesta de la Candelaria y carnaval, tornando esta situación en palabras de Harris "carnavalesca".

    Procesiones religiosas compartieron su espacio con desfiles seculares, europeos y criollos se disfrazaban como indígenas, casos como la de un español disfrazado de mujer en un vano intento de salvar su vida y miles de hombres armados en las calles de la ciudad colonial.

    Para el 19 de febrero la gente en la ciudad a pesar del conflicto continuó celebrando y durante la fiesta los mercados de la ciudad estaban llenos de ladrones vendiendo el oro y la plata saqueados nuevamente a sus dueños o a los cholos y mestizos, durante 1784 era ya costumbre regocijar, bailar, jugar y formar comparsas para el carnaval de Oruro.

    Harris considera que es con este trasfondo que la leyenda de la Virgen del Socavón de 1789 apareció favoreciendo a la rebelión ya que los indígenas veneraban a la Virgen de la Candelaria, mientras que los chapetones solían venerar a la Virgen del Rosario.

    Según las creencias de los revolucionarios, la Virgen del Socavón habría tolerado a las deidades indígenas o "demonios" y, según Harris, si la leyenda es correcta, para 1790 los mineros de Oruro habrían movido la celebración de la Candelaria para carnaval y habrían añadido a los dioses indígenas, enmascarados como diablos cristianos, a las festividades.

    Una generación después, en 1825, Bolivia alcanzó su independencia, y de forma paralela la diablada, además del carnaval adoptaron un nuevo significado para los residentes de Oruro.

    BIBLIOGRAFIA

    Harris,

    2003 Carnaval y otras fiestas cristianas: Teología folklórica y desempeño folklórico – Universidad de Texas – Estados Unidos.

    Cajías de la Vega, Fernando

    2011 Revista Historias de Oruro Nº 10, MAC Impresiones 

    La Patria

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